Época: Eco-soc XVII
Inicio: Año 1600
Fin: Año 1660

Antecedente:
Intercambios y finanzas



Comentario

Al lado de la actividad de los banqueros privados, en el siglo XVII se extendió por aquellas partes de Europa, cuya economía presentaba un mayor grado de evolución capitalista, el sistema de bancos públicos nacido en la Italia medieval. La incorporación de los logros de la tradición bancaria italiana respondió al doble impulso del desarrollo de los negocios privados y de la demanda estatal de crédito.
El más activo de entre los bancos del norte de Europa durante este siglo fue el Banco de Amsterdam (Wisselbank), fundado en 1609. En un principio, la banca europea respondía a los intereses comerciales, al constituirse como entidades de depósito y al llevar a cabo transferencias entre las cuentas abiertas por los comerciantes. Ello favorecía la fluidez de los negocios. Más tarde, los bancos fueron convirtiéndose también en entidades de crédito. El Banco de Amsterdam jugó también un activo y necesario papel al imponer orden en la diversidad de monedas que afluían al mercado holandés. El comercio de metales preciosos constituyó, en este sentido, una vertiente importante de su actividad.

Sin embargo, al igual que ocurría en otros bancos, como el de Rotterdam o el de Hamburgo, el Banco de Amsterdam no realizaba descuentos de letras de cambio ni emisión de billetes. Estas modernas funciones bancarias sí fueron en cambio asumidas por el Banco de Inglaterra, fundado en 1694. La emisión de papel moneda, aunque con un valor casi anecdótico, ya había sido probada por el Banco de Estocolmo a mediados de siglo. Pero el auténtico protagonismo del Banco de Inglaterra, como institución pionera en la emisión de billetes reembolsables a la vista por moneda metálica a solicitud del tenedor, está fuera de duda.

La emisión de billetes que actuaban como pagarés al portador (running cash notes) estuvo ligada al crédito estatal, función a la que, a su vez, estuvo vinculado el propio nacimiento del Banco de Inglaterra.